martes, 6 de octubre de 2009

Mercado de Sto. Domingo: lugar de encuentro


... y perdurará abierto durante muchos años más.

Esa es la riqueza del mercado de Santo Domingo, que aunque grandes devoradores de pequeños comercios como Caprabo, Carrefour, El Corte Inglés y otros muchos sigan ganando terreno en una Pamplona cada vez más comercializada, siempre quedará un reducto tan auténtico como el mercado público.




Hablando con aquellos que conforman la columna vertebral del mercado, los vendedores, me quedó claro que es un sitio al que nunca podrá ganar ningún otro establecimiento a gran escala ya que la gente que compra habitualmente en el mercado, no lo hace en otro sitio ya que el trato es muy familiar y el hecho de ir a hacer la compra se convierte en una manera de no perder el contacto con aquellos con los que se entabla amistad.




Queda comprobado que el mercado no tiene edad, y que tanto mayores como niños se lo pasan en grande. No sé si será por el bullicio y el jaleo que se monta pero todos los niños que he visto en el mercado estaban encantados de la vida.


Tanto unos como otros saben disfrutar de este momento y, de paso, para los mayores, también es una honra hablar de sus nietos y enseñárselos a quienes te han atendido toda la vida. Es algo muy familiar.

















Obviamente, entre tanta compra, siempre hay algún momento para descansar...




A nadie que haya paseado por el mercado de Santo Domingo deja indiferente su arquitectura, su forma peculiar y sus vistosos colores. Son un sello de identidad para el mercado más mítico de Pamplona.
















Guarda en su interior una magia que lo hace muy especial, y por eso perdurará en el tiempo, por su gente (que lo mantienen vivo) y por el mercado (que mantiene viva a su gente).

Para terminar cuelgo alguna foto más de propina ya que no se pueden quedar en el tintero.




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