La verdad es que antes de apuntarme a esta asignatura ya tenía algo de manejo en la fotografía y sobretodo con mi cámara de fotos. Cuando voy de viaje o simplemente quiero que un día en especial quede para la posteridad ahí está ella, a mi lado, esperando fielmente a que la sostenga y la dispare hacia una realidad que en ese momento me pueda parecer significativa.
Lo que no había probado es a llevarla todo el día conmigo haciendo fotos en las que la mayoría ni siquiera sirven, pero ahí están. No sé realmente si realicé, como estaba estipulado, unas mil fotos, pero el ejercicio ha servido para, de alguna manera, intimar con nuestra herramienta de trabajo y acercarnos más a ella, quitar las barreras que pueden separar lo humano de la técnica.
Cuando sostengo la cámara puedo parecer un cazador; un cazador del momento exacto que debe ser fotografiado. Incluso cuando sacamos fotos, muchas veces no observamos la importancia de lo que aparece reflejado hasta que vemos de nuevo la foto realizada. Son pequeños momentos que el ojo humano simplemente no retiene y que mediante una fotografía pueden quedar, literalmente, para la posteridad.
Pequeños gestos, regañinas de una madre a su hijo al fondo de la fotografía, una foto de un bostezo, un abrir y cerrar de ojos, una carcajada… son infinitos momentos muy simples para nuestros ojos pero que pueden conformar fotos de la vida diaria que merece la pena conservar.
Con este ejercicio he descubierto muchas de estas fotografías. Son fotos tiradas sin malicia alguna en las que muchas veces me sorprendo por haber captado momentos y realidades tan naturales como la vida misma.
La foto perfecta está ahí fuera y este ejercicio me ha servido para estar mejor preparado y a contar con la cámara en más ocasiones. Creo que es una compañera de viaje estupenda que puede dar buenísimos frutos incluso disparando desde el balcón de mi casa.
Como decía Pelé: “hay que conocer la herramienta de trabajo” y este ejercicio ha servido en gran medida a este propósito, a conocernos personalmente con nuestra cámara y a dejar que sea testiga de la realidad al igual que nosotros, o incluso mejor.
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