







La trayectoria de Cristina García Rodero está plagada de premios, como el Premio Planeta de Fotografía por el conjunto de su obra, de 1983. El premio al mejor fotógrafo del año, concedido en 1988 por la revista Foto Profesional de Madrid. El primer premio World Press Photo en la categoría de arte, en 1993. Premio Nacional de la fotografía del Ministerio de Cultura en Madrid, y premio Forum Iberoamericano de Fotografía de la Habana, ambos en 1996. El Premio FotoGranPrix de Barcelona, de 1997. El Premio Bartolomé Ros a la mejor trayectoria profesional española en fotografía de Madrid, en PhotoEspaña 2000. O el Premio Godó de Fotoperiodismo 2000 otorgado por la Fundación Conde de Barcelona, entre otros.
Otro de sus mejores y más laboriosos trabajos es "Entre el cielo y la tierra". El trabajo de Cristina García Rodero en torno al cuerpo y el espíritu la llevó a Haití, país al que ha vuelto en distintas ocasiones a lo largo de los cuatro últimos años para realizar los reportajes de los que procede la selección de fotografías expuestas en las Salas del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de la Ciudad Universitaria de Madrid.Tomadas en diferentes celebraciones, muestra del sincretismo de vudú y cristianismo en Haití, como explica el teólogo y sociólogo Laënnec Hurbon en su texto, esas imágenes –de las peregrinaciones a Saut d’Eau (la Cascada) y la laguna Santiago, del día de Difuntos en Puerto Príncipe o del carnaval de Jacmel-, en palabras de Christian Caujolle, “nos llevan, por la sorpresa del choque visual, a interrogarnos sobre la naturaleza de nuestro asombro”.






CONLCUSIONES
En un primer momento mi idea de fotógrafo para mi trabajo fue Robert Capa, ya que como apasionado de la segunda guerra mundial que soy, no podía dejar escapar al fotógrafo del Día D. El problema es que cada vez me parecía un fotógrafo más típico, del que ya se ha hablado muchísimo a lo largo de los años y del cual poco podría comentar algo nuevo.
Por este motivo decidí entrar a la agencia Magnum para ver quiénes estaban allí y para mi sorpresa, sólo había un español y resulta que es una mujer. PERFECTO pensé, ya que es la única española y al igual que la propia Cristina García dice, atrapada en un mundo de hombres. Y razón no le falta, ya que sólo hay dos mujeres en Magnum y queda presente que el prestigio sigue siendo cosa de hombres.
A parte de esta razón, al elegirla comencé a buscar fotos suyas y me quedé impresionado. No sé si será porque me encantan las fotografías de personas (tienen mucha fuerza) o porque la autora ha sabido llevar esas fotografías a otro nivel. Me parecieron extraordinarias ya que saca fuerza emotiva de rituales, costumbres y actos muy asumidos por cada comunidad que retrata.
Enhorabuena Cristina por este reconocido puesto en Magnum y por elevar la calidad de la fotografía española.